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Vi todo oscuro. A mi alrededor veía sombra, nada de luz. Pero… qué ocurre.
He estado durmiendo y tengo ganas de despertar. Mi cuerpo no me impulsa, no puedo abrir los ojos, por más que lo intento. Escucho a una persona.
-¡Ha muerto!
Intento hablar, pero no puedo. Procuro hacer una señal con mis manos y decir.
-¡Estoy vivo! no estoy muerto, al menos eso creo…
me vienen recuerdos muy lejanos de cuando participé en la Cuarta Cruzada.
Después retrocedo y estoy junto a mi mujer, ella me besa y dice que nunca se va a separar de mí.
La persona que está a mi lado, es mi mujer. A mi izquierda hay un señor alto y delgaducho, él asegura que mi vida ha terminado.
-¡Estoy muerto! ¡Por qué no fallecí durante la Cruzada!
Cuatro personas me agarran y me llevan a tomar sepultura. Pero… Un momento, estoy vivo, no puedo estar bajo tierra.
Dios no me abandones.
Una luz blanca ha venido a por mí y ahora no oigo nada, sólo amor y paz. Una sensación de no volver, no temo donde estoy. Un ser de luz me ha acariciado y siento mucho amor.
A mis amigos y familia, quiero que sepáis, estoy bien,estoy en un lugar donde no existe el sufrimiento, por lo tanto no quiero tristezas.
La muerte no existe, es la vida en otros planos dimensionales.

Un relato del punto de vista de una persona que no es consciente de su muerte, pero su alma más tarde lo acepta y descansa en la Gloria.

Vuelve pronto
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Hacía mucho frío. Mi madre estaba muy enferma. Algo tenía que hacer para salvarla. Las calles estaban enterradas de nieve, pero no me importó.
Estuve mucho tiempo buscando a un médico, pero la ciudad es muy grande e iba a tardar mucho en buscar a alguien quien pudiera ayudarme.
Aunque tengo nueve años, de mi cuerpo sale mucha valentía. Sólo tengo en mi mente. Tengo que salvar a mi madre. Lleva una semana sin poder levantarse de la cama. Su rostro está lleno de lunares rojos y sus labios están morados. Tiene bastante fiebre.
Un señor de mediana edad preguntó.
-¿Dónde vas joven?
-Mi madre se muere... siempre está con fuerte tos y no puede respirar muy bien.
El señor lo cogió de la mano y éste avisó a su padre que era médico.
Los tres corrieron hacia la casa del niño.
Su madre estaba empañada en sudor y no hablaba, había empeorado de salud.
El médico no dio buenas esperanza de vida. El niño salió fuera de casa y se puso sollozar.
Una mujer muy guapa se detuvo y me dio una flor blanca.
El niño la puso en un jarrón.
Pasaron los días y la flor no se marchitaba. Su casa olía a jazmín. Su madre había mejorado y nunca se supo quién era esa hermosa mujer que ayudó al niño.
La flor es curativa y su madre se había recuperado por completo.

Año 1396.

Escribo este diario de amor sobre mi vida, especialmente, sobre el romance con un caballero de las Cruzadas. Nos conocimos en la plaza de Mines, él estaba con su caballo junto con seis compañeros más. Recuerdo su brillante mirada, los dos nos quedamos mirándonos, y en ese instante, el tiempo se detuvo, la gente a nuestro alrededor paseaban y nosotros con una mirada supimos que éramos el uno para el otro.
Escribo este diario de amor sobre mi vida, especialmente, sobre el romance con un caballero de las Cruzadas. Nos conocimos en la plaza de Mines, él estaba con su caballo junto con seis compañeros más. Recuerdo su brillante mirada, los dos nos quedamos mirándonos, y en ese instante, el tiempo se detuvo, la gente a nuestro alrededor paseaban y nosotros, con una mirada supimos que éramos el uno para el otro.
Nuestro romance fue ten intenso, que jamás lo olvidaré. El 12 de mayo de 1216 me despedí de él. Iban a una batalla en un pequeño pueblo de Turquía, al parecer unos sarracenos habían conquistado toda la zona sur y estaban matando a gran cantidad de habitantes.
La noche anterior, cuando nos despedimos,hicimos el amor, fue tan intenso que quise estar con él toda la noche, y así fue. El rey Sancho VII de Navarra se había unido al ejército cristiano. En mi corazón siento que algún día nos volveremos a ver, pero sólo lo sabe Dios. Jamás perdí la fe, siempre creímos en nuestro amor. En la batalla hubo muchas bajas. Han pasado cinco largos y tormentosos años y no he vuelto a saber noticias. mi corazón me decía que estaba vivo.
Años de esperas y sufrimientos, hasta que una mañana de primavera de 1226, un señor muy delgado y demacrado apareció en casa. Era Serg, estaba irreconocible, había perdido como quince kilos y tenía el pelo largo y una larga barba. Mi alma lo reconoció por el brillo de sus ojos. Mi amor lo tengo frente de mí,ahora duerme como un lirón, mientras escribo estas letras. Algún día alguien leerá este diario y sabrá que es bueno creer en el amor y en si mismo. Diez años después mi gran amor ha vuelto.

He despertado de un sueño. Un sueño muy real, me veía dentro de una sala oscura, tuve que caminar muy despacio para no impactar con las paredes. Con las manos iba a tientas y sabía por donde iba. Era como si una luz me guiara a través de un caminos oscuro.
He de decir, que he despertado y estoy en una sala oscura, quizás una cripta. Descubrí un arcón muy antiguo. Con mucho sigilo he abierto el arcón y hay una espada templaria. Su empuñadura es labrada y hay unas iniciales. HP
He investigado en muchos libros sobre templarios. La espada pertenece al primer Maestre, Hugo de Payns.
Unos señores vestido de negro me han golpeado mientras entraban en mi casa. Se han llevado la espada, aseguran que pertenecen a ellos.
Uno de ellos me ha agarrado por los brazos, mientras otro me golpeaba en la parte inferior de la mandíbula. Era un dolor insoportable, perdí el conocimiento.
He despertado aturdido y he salido de casa. Me dirigí al mesón de la calle trasera. Allí había un señor mayor, comía una sopa de setas.
Su barba le llegaba casi al torso.
-Muy buena señor, buen apetito -dije.
El señor dejó de comer su segundo sorbo y depositó la cuchara en el plato.
-¿Qué le pasa en el rostro? -dijo el señor.
-Unos señores vestido de negro me golpearon -comenté.
-¿Por qué lo hicieron? puedes contarme… mi abuelo perteneció a la Orden -admitió el señor.
Cuando el señor mayor dejó de comer, se levantó, era muy alto y fuerte.
-Entraron en mi casa, se llevaron una espada que encontré en una cripta, en las ruinas del castillo de los Worne -dije.
-Salgamos de aquí. Conozco muy bien ese castillo. Allí vivió en 1096 Hugo de Payns. El castillo fue atacado por unos caballeros de Borgoña. Hugo guardó su espada en las mazmorras del castillo. No se supo nada más de él. El castillo estuvo abandonado durante dos siglos. En 1356 se vinieron a vivir una familia británica, según ellos, el fantasma de Hugo se paseaba en busca de su espada, dice que ese espada es mágica -dijo el anciano.
-Ahora entiendo por qué se llevaron la espada. Esos señores iban vestidos con unos trajes negros y un manto con un dragón en el torso -añadí.
Estamos en 1500, esos señores de negro son de la Orden de Malta, quieren la espada porque quien la posee tendrá un poder invencible -dijo el anciano.
Por la tarde, el anciano me llevó a su casa. Vivía en las afueras del pueblo. Era una casa pequeña, pero confortable. Tenía una biblioteca de unos diez mil libros. Cogió un libro titulado, TEMPLE. La espada que encontré era de Hugo, había participado en la Primera Cruzada.
-¿Cómo podemos buscar la espada? quiero guardarla en el castillo -dije.
-Es complicado conseguirla, esos señores ya la han guardado, seguro que viajaron a Malta -dijo.
El señor mayor, se sentó en un sillón marrón, frente de la chimenea.
-Mi sangre es templaria. El padre de mi bisabuelo era templario, sufrieron mucho, sobre todo por parte de la Iglesia. He estado estudiando toda mi vida -comentó.
-¿Estás diciendo que eres historiador? -pregunté.
-Así es, soy historiador de la Orden del Temple, voy ayudarte a conseguir esa espada, pero en el castillo no estará bien, conozco un lugar templario donde se supone que se ocultó Hugo -admitió.
Por la mañana muy temprano, salimos de Crekti, al sur de Francia. Viajamos hacia la bella Italia. Durante un año recorrimos todos los rincones. Embarcamos en el puerto de Siracusa, Sicilia, rumbo a Malta.
Durante diez días de navegación estuvimos en las hermosas aguas del Mediterráneo. Por la noche atracamos en el puerto de Mellia, al norte de la isla.
¿Cómo íbamos a encontrar a esos señores? y lo más importante, la espada de Hugo.
El anciano se presentó después de varios días, su nombre es Dago. Aprendí mucho de él.
Un jovenzuelo del puerto nos guió hacia el castillo de Minth, allí estaba la Orden.
Subimos la gran muralla, un centinela casi nos detecta, pero estuvimos agachados hasta que siguió con la ronde de vigilancia.
Saltamos al patio de armas, donde están las cuadras.
Dago atacó a dos centinelas y nos vestimos con sus ropas, después entramos en el catillo.
Subimos más de doscientos peldaños. En la planta superior reconocí al señor que me golpeó en el mandíbula, él se quedó mirando fijamente.
Por suerte encontramos la espada y la envolvimos en una manta de color marrón.
El señor que me golpeó dio la voz de alarma.
-¡La espada ha desaparecido!
Medio centenar de caballeros rastrearon el castillo. Dogo los despistó. Un caballero me agarró y me golpeó en la cabeza. El anciano me ayudó. Juntos huimos hacia el muelle de Siracusa. Por suerte cogimos una embarcación que nos llevó a Italia.
Gracias a mi gran amigo, Dago hemos rescatado la espada. Diez días después fuimos al castillo donde Hugo se había escondido, probablemente de esos franceses. Allí guardamos la espada. Nadie supo nada de esa espada, pero misteriosamente desapareció. Parece ser que el fantasma de Hugo se llevó su espada.

El Genio: Mas allá de la realidad, se oculta una mente capaz de viajar a lo inimaginable 

Eusebio es un niño austriaco nacido en 1360. Posee altas capacidades. Descifró fórmulas matemáticas difíciles de concebir para una mente humana. Su inteligencia era más rápida que él. Cuando pensaba ya sabía la idea. Ideó una fórmula para conocer la distancia de una estrella a otra y numerosos inventos imposibles para la época. Tras unos sueños consigue viajar al futuro a unos siglos de adelanto. Un profesor de origen alemán se ofrece para darle clases al joven inventor. Éste es condenado por la Santa Inquisición y le deja todos sus libros de ciencia. Cuando Eusebio cumplió los 22 años, se convirtió en un inventor muy destacado en Austria, Francia y Alemania. La gente quedaba alucinada al ver sus inventos. Una mañana, unos señores armados capturaron al inventor y lo llevaron a las dependencias del obispo… Una historia con muchos sentimientos. ¿Hasta dónde puede viajar la mente de un genio?

DISPONIBLE EN AMAZON.

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